martes, 4 de septiembre de 2012

¡Vivir!, de Yu Hua

¿Cómo se puede tener una vida tan triste y seguir viviendo? ¿Cómo es uno capaz de sufrir tantas desgracias y no perder la serenidad y la sonrisa? ¿Cómo se puede escribir una novela plagada de tristezas y rezumar optimismo e incluso buen humor? Porque, a ratos, es incluso divertida. Hay lágrimas y risas, como en la vida misma.
Este odontólogo chino reconvertido a novelista lo ha conseguido. Narra la historia de Fugui, el hijo pródigo de un campesino terrateniente con varios mu de tierra que dilapida la herencia entre burdeles y timbas, arruinándose él y su familia. En un acto de humildad (no tiene alternativa) se dedica a empezar de cero en el campo para mantener a su mujer Jiazhen y sus hijos, la preciosa Fengxia y el generoso Youqing. Sin embargo, enseguida es reclutado a la fuerza por el ejército en la guerra civil que asoló el país antes de la Revolución Cultural. Cuando por fin consigue volver a casa ve sus tierras y pertenencias expropiadas. El comunismo no garantiza el bienestar y pasan hambre, viviendo con sopa aguada de arroz. Parece que levantan cabeza y su hija, Fengxia...
Bueno, no voy a revelar nada. Me cuesta imaginarme en su piel y seguir levantándome cada mañana con el sol.
¿Es una novela tan sencilla como su lectura parece reflejar? Creo que no. Hay reminiscencias del taoísmo en varios puntos. Por ejemplo, el omnipresente buey, no sólo el que acompaña a Fugui al final de su vida sino como señal de prosperidad. (El propio Lao Tsé suele aparecer representado a lomos de un buey). También la aparente pasividad o resignación de Fugui, el fluir, su falta de ambición "Lo mejor es llevar una vida normal. Cuando uno lucha por esto o por lo otro, de tanto luchar acaba pagando con la vida", como le pasó a Chunsheng, su compañero en la guerra, o Long Er, el tahúr que le birló su herencia. También habla de su vida anterior y la futura, de la reencarnación y de cómo su vida actual es consecuencia de los actos cometidos en la anterior.
Fugui se sobrepone a las calamidades, trabaja duro de sol a sol, mira hacia adelante y cuando alguien muere se fija en lo bueno que han compartido. Sufre, pero acepta lo que le viene y mantiene la esperanza. "Todos los muertos quieren seguir vivos, así que tú, que estás vivo y coleando, no tienes que morirte". ¡Vivir! A pesar de todo.

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