domingo, 26 de mayo de 2013

La teoría del vaso de agua, de Javier Menéndez Llamazares

Me ha gustado mucho esta novela. Rezuma humor por los cuatro costados, sin ser una narración de chistes o bromas fáciles. Es más la sonrisa condescendiente. Los personajes se hacen querer, son tiernos, muy humanos. La ingenuidad de Carmen Arruti; Naakt, el provo holandés; Canaletto, Jan Böttcher... También toda la historia tiene su banda sonora, con canciones y mitos de la música de finales de los 60, incluso de grupos y tendencias experimentales. Está muy bien narrado, de forma ágil, ambientado de manera excelente y con rigor (aunque echo en falta alguna descripción más plástica) y con diálogos transcritos con maestría.

Carmen Arruti, Mentxu, abandona Hondarribia (Fuenterrabía) para estudiar en Berlín y hacer prácticas en la librería Samizdat. Pronto deja la residencia de las monjas para mudarse a una comuna. Es detenida tras la agresión contra el magnate de la prensa alemana, Axel Springer, al que los universitarios del 68 consideraban el responsable e incitador del atentado contra el líder estudiantil Rudi Dutschke. Böttcher la interroga tratando de identificarla con Erika la Roja, un personaje de cómic clandestino, justiciera y vengadora.

Un ambiente que nos recuerda a la realidad reciente, de jóvenes antisistema, libertinaje sexual (de ahí el título de la novela), ideales y propuestas de revolución. Una revolución que demanda la juventud cuando el estado llega a cotas de corrupción intolerables, pero que al final se diluye con el aburguesamiento de los revolucionarios.

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