jueves, 24 de abril de 2014

El túnel, de Ernesto Sábato

"Bastará decir que soy Juan Pablo Castel, el pintor que mató a María Iribarne". 
Este íncipit te sumerge de golpe en la historia, narrada de forma que avanzas sin darte cuenta.

Juan Pablo Castel es un famoso pintor argentino que comienza a contar su historia, la del crímen que cometió. No para justificarse, no por vanidad (ni "la vanidad de la modestia"). ¿Por qué, entonces? Algo de orgullo o soberbia... según el narrador, el propio Castel, para que al menos uno de los muchos lectores probables que tendrá llegue a entenderle.

Es una novella de desesperación, de celos, de duda existencial. Castel no consigue comunicarse más que a través de su pintura y ni aún así. El hombre de ciudad está solo entre la multitud, incomunicado entre tanta información. Busca el sentido de la vida y el amor absoluto.
Castel está abrumado por la duda, la inseguridad y la obsesión. De hecho, Sábato retrata de maravilla su obsesión posesiva, sus cambios de humor, sus dudas agónicas. Se trata de una novela psicológica, en cierto modo.

Me desasosiega pensar que hay gente así por el mundo y que me pueda cruzar con ella. O mis seres queridos más que yo.

El leit-motiv del libro puede ser su cuadro, "Maternidad", ese en el que se fijó María Iribarne y por ello Castel en ella. A través de él creyó que por fin salía del túnel "oscuro y solitario" de su pasado y hallaba la comunicación con alguien.

Atendiendo al título del cuadro, ¿Tendría algo de edípico? Y Allende, antes de suicidarse, le llama "insensato". Insensato... sin sensatez... ¿loco? Como todos los buenos libros, más aún si breves, hace pensar.

Algunas citas:
 "La frase <todo tiempo pasado fue mejor> no indica que antes sucedieran menos cosas malas, sino que -felizmente- la gente las echa en el olvido".
"¿Toda nuestra vida sería una serie de gritos anónimos en un desierto de astros indiferentes?" Vivimos una "comedia inútil".
"Vivir consiste en construir futuros recuerdos".
"Las cartas de importancia hay que retenerlas por lo menos un día hasta que se vean claramente todas las posibles consecuencias".
Y una que me ha resultado graciosa: "Novelas en esta época. Que las escriban, vaya y pase..., ¡pero que las lean!"

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