miércoles, 13 de mayo de 2015

Ébano, de Ryszard Kapuściński


Pensé que me iba a resultar más seco, demasiado telegráfico, pero no. Me ha resultado ameno e interesante. De lectura fluida.

No en vano, a pesar de ser una crónica periodística de uno de los más prestigiosos reporteros del siglo XX, tiene elementos de ficción que la hacen más dinámica. De hecho, al parecer, hay más ficción de la que confiesa el autor. Por ejemplo, en sólo medio libro se ha librado de una muerte inminente en más de ocho ocasiones. La mordedura de una cobra, caer por un precipicio en Lalibela, morir de sed en el Sahara, un misil que impacta su vehículo, etc. Quizá sea una forma de parábola, para que el lector perciba el peligro de ese continente.

Porque eso es lo único que se puede decir de África, que es un continente. Dentro de él, de su inmensa vastedad geográfica, cultural, biológica... Poco pueden tener en común Ghana con Eritrea, Somalia con Mauritania, Tanzania con Sudán... algo puede haber, pero las delimitaciones políticas trazadas con cartabón y escuadra de los países europeos (Bélgica, Francia, Portugal, Alemania, Inglaterra...) para repartirse los territorios poco tienen que ver con las tribus encasilladas por ellas.

Como dice el autor, la mayor parte de los blancos han muerto a manos de blancos y los negros a manos de negros. El racismo entre las tribus es enorme. Y son también ellos el mayor obstáculo a su crecimiento como sociedad. Pero hay que conocerles para entenderles. ¿Quién dice que el progreso occidental sea lo mejor?

La exagerada y tergiversada leyenda negra de España en su conquista de Iberoamérica palidece cuando hablamos de la esclavitud que han perpetrado muchos siglos más tarde Portugal, Inglaterra, Francia, Bélgica, Holanda y los árabes, hasta bien entrado el siglo XX en algún caso.

Me ha gustado muchísimo este libro.