sábado, 18 de julio de 2015

El último encuentro, de Sándor Márai


He tardado demasiado en comentar este libro y la memoria se vuelve difusa. Tal es el ritmo de vida que llevamos. Lo cual confirma la opinión que tengo de que lo que se disfruta deprisa deja menos poso que lo que aprovechamos despacio.

De este libro recuerdo que era lento, que no tedioso. Había pasajes reiterativos y, sí, bueno, puede que un poco aburridos. Sin embargo, tengo la impresión de que era la intención del autor para retratar mejor el ritmo de vida del protagonista, un general ya mayor, y sus pensamientos circulares. El militar se ha retirado en su castillo de estilo francés en los Cárpatos, que sólo utiliza en parte y espera la visita de su mejor amigo.

Dos amigos de juventud, uña y carne, separados décadas atrás sin motivo aparente. El que se fue puso tierra de por medio, literalmente, yéndose al extremo oriente. Un misterio. Un secreto. El invitado que tanto anhela, para el que prepara todo y se prepara él, apenas habla. Casi podría no haber aparecido. El casi soliloquio refleja que ya estaba todo dicho, que la visita de su amigo apenas servía más que para confirmarlo.

Amor, lealtad, Amistad por encima de todo... Hay reflexiones filosóficas, fruto de años de dar vueltas a la cabeza y a los recuerdos. "A veces pienso que la amistad es la relación más intensa de la vida... y que por eso de presenta en tan pocas ocasiones".

"Desde aquel día el muchacho tosió menos. Ya no estaba solo".

"La realidad no es lo mismo que la verdad. La realidad son sólo detalles".

"Somos humanos... es ley de vida el matar".

"Porque siempre amamos y buscamos a la persona diferente".

"Como si estuviera en conexión íntima con cada criatura, con cada fenómeno del universo".

Una mujer. Al final siempre son ellas los astros sobre los que giran las vidas de los hombres, planetas sin luz propia. ¿Fue ella la que acabó con la Amistad de los dos hombres? ¿Fue la Amistad la que salvó la vida de uno de ellos?

Desde el punto de vista técnico, utiliza varias voces para el narrador, en distintos párrafos o con una transición dentro del mismo. Sin que se note. Nosotros, tú... sí, también la segunda persona. También tiene un gran efecto literario cuando quema el diario de su mujer muerta sin abrirlo, el diario que podría ser la respuesta a sus cuarenta años de incertidumbre.

Me ha gustado mucho. Creo que es de esos libros que perdurarán en mi memoria con el paso del tiempo. De los que dejan huella.


"Empieza a envejecer el alma... cuando se acaba el deseo de placer ya sólo quedan los recuerdos, las vanidades y, entonces sí que envejece uno, fatal y definitivamente".

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