sábado, 18 de julio de 2015

Memorias de África, de Isak Dinesen


Aquí podemos decir que la película no es fiel al libro y no por ello constituye un defecto. Es que no tiene nada que ver. Bueno, una mínima parte. La película (y su gran banda sonora) me gusta mucho, pero el libro es también muy bueno.

El título, en su traducción, induce al engaño. No se trata de unas memorias, sino de los recuerdos de la autora de su paso por Kenya. Apenas habla de sí misma. Son recortes, historias aisladas, a menudo sin principio ni final, al estilo de las narraciones que gustaban a los africanos con los que trató. Incluso llega a parecer una recopilación de relatos más que una novela. Out of Africa, son extractos de recuerdos, impresiones y experiencias procedentes de África, de ese país que conoció a principios del siglo XX. 

Nada hay de la historia de amor de la película. Se pudiera intuir, sobre todo habiendo visto el largometraje, pero no hay nada explícito más allá de una gran amistad. Sí, si leemos entre líneas, podemos intuir algo cuando Denys Finch Hatton y ella miran al cielo nocturno y ella menciona a Venus y Júpiter; o un poco más adelante a San Francisco y Santa Clara. O el detalla de la escopeta, en la parte final.

No hay muchas emociones en la narración, pero es como lo quiso contar Isak Dinesen. Sin embargo, se puede leer entre líneas y sí hay emociones. Las descripciones también son breves, pero precisas, que nos sumergen con eficacia en el ambiente, transportándonos a su granja de café en las colinas de Ngong, presentándonos a los kikuyus y a la importancia de los pequeños detalles.

Su situación era privilegiada, pero aún así su humanidad le granjeó el respeto de los locales, pues cuidaba de ellos en todos los sentidos, haciendo de señora, doctora o enfermera. Fue amiga tanto de kikuyus como de somalíes y masais, desde los cocineros a los jefes de las tribus. Todo el mundo era acogido en su granja. Salía a cazar, escribía, recibía en sociedad...

Era su hogar.

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